¿Por qué y cómo deben aplicarse los emolientes?
La función barrera de la piel se encuentra alterada en los niños atópicos, lo que da lugar a una piel áspera, seca, rugosa y pruriginosa. Por ello, los emolientes son tratamiento de primera línea y de mantenimiento. Se recomienda su uso frecuente, al menos, dos veces al día y en los primeros minutos tras el baño. Se debe tener en cuenta que el uso de emolientes puede ser perjudicial o empeorar la dermatitis si se aplican durante el brote, sobre todo si predominan las lesiones agudas. Son recomendables entre brotes y siempre que predomine la xerosis.
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